De Málaga y Antequera...

Oye, que las vacaciones en Málaga, genial ¿eh? Ya las tengo en el olvido, vamos. Hace ya tanto tiempo... Ando perdida porque he estado currando sin parar y sólo he tenido tiempo de sentarme a escribir para mi artículo semanal en novemagazine.es. Al menos mis incondicionales, sabéis dónde estoy y podéis leerme, con lo que no llega a ser un abandono al 100%, o eso quiero creer. Pero bueno, que todo bien y Málaga preciosa, como siempre. Deseando volver. Además, recientemente he recibido la visita de mi amiga Déborah y su chico, que vinieron a pasar el puente de mayo.

Muchas risas, mucho patearse la ciudad, algunas horas de trabajo... Un poco locura todo, como siempre que recibimos alguna visita, pero sea como sea siempre se agradecen, y mucho. Aunque se presenten en tu puerta a las 06.30 am. como hicieron estos últimos. Lo que sigo sin saber es cómo llegaron tan bien por sí mismos. Vale que yo me explico súper bien y se lo di todo frito y cocido, pero entre que era de madrugada, la de autobuses distintos que tuvieron que coger, el cansancio, el frío nocturno, la lluvia, las maletas --por más pequeñas que sean--... Y llegaron, llegaron. Mis antequeranos favoritos llegaron a la puerta de mi casa súper elegantes, como siempre. Y yo los recibí en pijama y con la babilla caída. No se puede ser perfecta las 24 horas del día, qué vamos a hacer.

Con ellos, llegó el sol a Londres. Y desde que se fueron sólo ha vuelto a hacer acto de presencia un día. Estamos de un triste por aquí... Por el tiempo digo, que por lo demás seguimos bien. La verdad que ha sido muy fácil impresionarlos a los dos, sobre todo a Déborah, que nunca había estado aquí. Ha hecho todo lo típico y más: ha estado en un barrio total "londoner" --nada de pijadas--, ha comido hamburguesa acompañada de un batido como bebida, ha probado el "Pimms & Lemonade" típico de esta época del año y perfecto para el buen tiempo, ha estado por primera vez en un Starbucks, ha posado delante de un montón de monumentos, se ha subido a la parte de arriba del autobús, se ha comprado un bolso en Camden, ha aprovechado las rebajas del outlet de Gap... Le ha faltado comer "fish & chips" y poco más. Yo, por mi parte, he hecho de fotógrafa como nunca porque estos niños no sacaban la cámara de fotos ni para atrás. Así que ahí andaba yo todo el rato atenta a encontrar el ángulo perfecto: que si aquí en este parque os sentáis en el césped y miráis al horizonte parece que estáis en una campiña inglesa típica de Downton Abbey, que si el paso de cebra de la portada del disco de The Beatles, que si poneos aquí que la luz es mejor y se refleja tal y cual... Fotos y más fotos, pero vamos que a mi me encanta. Lo mejor fue el susto que se metieron cuando me puse a gritar que se pusieran delante de un "cab" --los taxis negros típicos-- para tener su foto "typical english". ¡Ah! Y antes de que me olvide: he aprendido a hacer el baile de la cucaracha; cortesía del maestro Guillermo, que lo ha hecho en todo monumento que se precie ante el asombro de turistas y guardias de seguridad. Lo mejor fue cuando lo hizo sin avisar --a Déborah, yo estaba preparada-- delante de la Torre de Londres. Contó hasta tres, se tiró al suelo, piernas y brazos para arriba y... ¡a bailar! La cara de Déborah en esa foto no tiene precio.

Aquí os dejo una foto de ellos disfrutando de sus mini-vacaciones en Trafalgar Square. Ya sé que es un fotón, no hace falta que me lo digáis... Chic@s, muchísimas gracias por la visita. ¡Un placer acogeros en casa!

P.D. Comunico a todos mis lectores que a partir de ahora, compartiré mis artículos para novemagazine en el blog, así ya no tendréis tantos problemas para encontrarme por la web. Sé que con esto daré una alegría a algunos de mis tíos...

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