Página en blanco

Hace mil que no escribo, soy consciente. Bueno, ya sabéis que estoy colaborando con Novemagazine con lo que literalmente sí que escribo; pero me refiero a que hace muchísimo tiempo que no me siento a escribir un post, propiamente dicho, en el blog. Y sois muchos los que lo pedíais. Mis disculpas... Imagino que cuanto más tiempo lo he ido dejando, más costaba enfrentarse a la temida página en blanco. Nada que no arregle un día de lluvia y la banda sonora de (500) Días Juntos, esa película que tanto me inspira. Esta página en blanco no podía empezar de otra forma que contando cómo me ha ido todo este tiempo. ¿Qué ha sido de mí? ¿Dónde me he metido? ¿Ha cambiado algo en mi vida? Echo la vista atrás y me doy cuenta de que el último post original que escribí para vosotros fue en mayo... "Holly Crap!" --disculpad mis exclamaciones a lo "british"--. La verdad es que ni me acuerdo lo que ha pasado en este tiempo, si os soy sincera. Me voy haciendo mayor y mi memoria pez cada vez tiene más de pez y menos de memoria.

Desde la visita de Déborah y Guille, de la que os hablé en el post "De Málaga y Antequera", han pasado bastantes cosas... Hemos vuelto a celebrar un 4 de julio, pasamos unos días fugaces recorriendo la Bretaña francesa, he cumplido 29 tacos, recibimos una nueva visita de mi familia con la que por fin me subí al London Eye y acudí al musical The Lion King, he estado dos semanas de vacaciones en Málaga, me he enganchado a Juego de TronosThe Good Wife... Muchas cosas, como podéis comprobar. Si despedazo un poco por temática y os doy detalles, os diré que recorriendo ciudades y pueblos como Beg-Meil, Quimper, Concarneau y Sainte Marine, he de confesar que me he enamorado de Francia y me he reconciliado un poco con los franceses. Por supuesto, no todo es París y los parisinos. 

El motivo del viaje fue visitar a una compañera de trabajo de Javi y Andrea, así que allí nos plantamos los tres en su casa y compartimos unos días maravillosos con ella y su familia. Y si algo me ha quedado claro de esta experiencia es que los franceses son más parecidos a los españoles de lo que pensaba. Lo que se suponía que iban a ser unos días de relax al sol, terminó siendo un viaje cultural (debido al tiempo) y, sobre todo, gastronómico. Madre mía, lo que comen y beben los franceses. Pero, si lo pienso fríamente, es lo que hacemos los españoles. Allá donde vamos sólo pensamos en comer y beber. Y esa tradición tan típica de llegar a una casa y que te ofrezcan una cerveza fría con algo de picar, ellos lo sustituyen con vino. Cualquier tipo de vino y sea a la hora que sea: tinto, blanco, rosado, espumoso... A las 12pm, a las 15pm, a las 17pm... Cualquier hora es buena para disfrutar de los jugos de la tierra. Lo cierto, es que ha sido un viaje inolvidable y precioso. ¿A destacar? Yo, que me mareo en todos sitios --incluso si doy una vuelta sobre mí misma--, ¡he montado en lancha! Sí, sí, como lo leéis. Y lo que es mejor: ¡me encantó! Yo, que ya había oído el plan y me negué en rotundo desde el minuto uno, terminé tomándome una biodramina, colocándome el sombrero veraniego de Andrea y subiéndome a la lancha la primera para que los chicos practicaran "wakeboard". Para los que no lo sepan, yo tampoco lo sabía, es como esquí acuático pero con una tabla de "snowboard", es decir, una sola tabla donde se colocan ambos pies. Javi lo intentó y superó la barrera del agua de mar a 15 grados pero resultó ser una actividad bastante más complicada de lo que parece. ¿Resultado? Una experiencia inolvidable y unos paisajes para el recuerdo. Nota mental: Jamás subir en barco. Las lanchas sí están permitidas.

En cuanto a la visita de mi familia, ¿qué os voy a contar? Vinieron para celebrar mi cumple después de pasar unos días en Escocia. Los llevé a Brighton, que nunca defrauda; a Windsor, que me sorprendió gratamente, y por mi cumpleaños nos montamos en la noria y fuimos a El Rey León, donde estuvimos rodeados de asiáticos que compraron toda clase de souvenirs de Simba, Nala y compañía. Eso sí, el espectáculo es alucinante y disfrutamos como enanos. Precisamente, de mi cumpleaños aún queda pendiente un regalo, que no llegará hasta finales de noviembre. Señoras y señores, les comunico que al fin voy a visitar el tour de Harry Potter por los estudios de la Warner. ¡Ay! Estoy tan contenta que aún no me lo creo. Os preguntareis que porqué tengo que esperar hasta finales de noviembre... La respuesta viene cargada de más buenas noticias y es que voy a pasar a ser la ayudante del Visual Manager en mi trabajo. Para el que no sepa lo que significa, digamos que voy a pasar a ser escaparatista, lo que conlleva entre otras cosas, a trabajar de lunes a viernes, madrugar un montón y salir de currar a las cinco de la tarde como máximo. ¿Qué tiene esto que ver con Harry Potter? Muy sencillo: todo el mundo va a ver el tour en fin de semana y no hay entradas disponibles con un horario medio bueno hasta finales de noviembre. Y porque vamos a ir en domingo, que sino nos plantamos en diciembre... ¡Estos frikis de Harry Potter!

Ya sé que no he profundizado demasiado en el tema de cumplir años, pero cuando la cifra empieza a dar miedo, es mejor dejarlo pasar. Sí, ya sé que sigo siendo joven y disfruto viendo dibujitos y celebrando la navidad y mi cumpleaños, pero supongo que, aunque me siga viendo igual, una va haciéndose mayor. Pero bueno, lo importante es seguir cumpliendo años y seguir teniendo cosas que contar... Aquí os dejo fotillos bretonas:



Playa de Beg Meil
El famoso momento de la lancha
Poniéndonos las botas en Sainte Marine con delicias de la tierra
Preciosas vistas en Sainte Marine
Quimper
Mmmmm... Crêpes!
Quimper
Productos bretones
Porra antequerana para nuestros anfitriones

Comentarios

  1. Hola me gustan mucho los temas que tratas en tus post, yo tambien estoy viviendo en Londres y me gustaria mucho contactar contigo :)

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